Pocas personas hay en la calle,
no pueden salir dicen,
entonces miraremos
solo las nubes pasar
sobre nuestras casas,
nuestra conciencia,
nuestros miedos.
Las nubes se mueven en la retina,
se coagulan amorfas,
se dilatan en bajar,
bajan
y dejan un olor a caoba.
Escribo sexo en hojas benditas, historias escondidas en días veloces que a nadie importa.
Anoto en una esquina de la hoja, genitales con detalles,
para honrar la memoria.
Las nubes se han dispersado,
son ahora
un sueño turbado,
en las calles vacías.