–Papá, no te vayas, cuéntanos algo antes de dormir.
–Me parece muy bien, ¿Cuál será esta vez? –Uno nuevo –dijo la mayor.
–En ese caso, tu hermanito y tú me van a ayudar. –Sí papá –contestaron al mismo tiempo.
Pues había una vez…
–¡Un cocodriiiloooo! –empezó la historia el niño
con los ojos enormes, como de seguro tendría los ojos el cocodrilo.
Movió sus deditos en alto y enseñó los pocos dientes
en el agua
–Eso -prosiguió papá- .
El cocodrilo asomó sus grandes ojos en medio de una laguna. Buscaba qué cenar esa noche.
Cierta persona, a punto de entrar al agua, alcanzó a ver…
–¡Una ballena! –agregó la hermanita.
–¡Mejor una serpiente! – gritó el pequeño.
–¡Ah, ya sé papi, un tiburón! –exclamó de nuevo la niña.
–¡Y un extraterreeestre! –completó el niño con la cara exacta de cuando propuso al cocodrilo; pero además, para mayor dificultad, agregó:
“y papi, también pasó flotando… ¡una televisión…!”
Con la información obtenida, papá trató de continuar la historia:
Entonces, casi a la orilla de aquella laguna, la persona vio cómo todo se iluminaba
¡Había una nave extraterrestre giraba sobre su cabeza!
Así pudo ver que donde pretendía bañarse habitaba no solamente un cocodrilo, también:
- Una ballena
- Una serpiente
- Un tiburón
Pero ni el cocodrilo, ni la ballena, ni la serpiente, ni el tiburón, se dieron cuenta porque veían caricaturas en la tele…
–Papá, no se puede -mencionó la niña- ¿dónde la podrían conectar?
–Tienes razón, lo sucedido en realidad, fue que
…la persona salió del agua despavorida.
Corrió a su coche, pero no pudo encenderlo.
Mientras tanto, el cocodrilo, la ballena, la serpiente y el tiburón se acercaron al cristal del automóvil, lo suficiente para…
–Papá, la ballena y el tiburón no pueden salir del agua ¿cómo crees? –dijo la pequeña.
Y su hermanito, después de pensarlo un poco, dijo:
–Oye, es cierto, eso tampoco puede ser.
–¿Y qué pasó con el extraterrestre? ¿ya se te olvidó? –preguntó la niña.
–Empecemos de nuevo, pero a partir de ahora, Todo será posible.
Créanme, créanlo