El aburrido humano por Héctor Manuel Aceves Ortega

El aburrido humano

Toda clasificación y categorización ontológica y semántica que hacemos los seres humanos sobre sí mismos tiene como base la yuxtaposición del tiempo y el espacio, por eso da la impresión de ser, siempre, una necesidad urgente y pertinente el clasificarnos cada década y por ende cada siglo, para supuestamente entendernos.

En el fondo esa necesidad no tiene otro propósito que negar y ocultar la profunda repetición que es el ser humano desde su invención; que de no ser por esa obsesión de clasificarse y clasificarlo todo, quedaría de manifiesto lo aburrido, rutinarios y repetidos que somos. El ser humano es una especie profundamente aburrida y rutinaria, tal como lo son todas las demás especies de este planeta. El humano es un animal que habla y por eso cree que sabe.

Así pues ningún tiempo pasado fue mejor porque somos lo mismo de siempre. De ahí que hoy se llegue, incluso, al extremo, por demás obtuso, de subclasificar categorías como el feminismo, el anarquismo y un sin fin de etcéteras otrora resueltos, pero que hoy otra vez se manifiestan inconclusos bajo nuevas dicotomías y epistemologías.

Pero ahí no hay nada sino el impulso enfermizo de reclasificar, en nuestro tiempo y espacio, presente, los mismos conceptos machacados por el aburridísimo antropocentrismo en el que nos encontramos ciclados y enredados desde el Siglo XXIX.


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