El puente

Mi vida continúa… como un puente eterno donde las estalactitas vendrán a componer un ritual de lluvia.

Quisiera decir largamente el movimiento que torna las sílabas hacia un encuentro.

Nada que pueda alentar las comas a multiplicarse.

Sé de una vida donde pueda posarse el arrullo de los días, días de historias donde se construya un pasado a medida.

Un chocolate caliente exquisito, la primera leche que perpetúa el embalsamamiento del olvido.

Si todo queda en la linterna de la vida, relámpago es la mía, una vuelta para alinear los sentimientos, pequeños alientos turbios que disimulan un lejano reproche, a golpear, uno por uno, con sangre de letra pero sin el dolor de lo merecido.Ven hacia mí, eres esa cólera desaprovechada.

Y planta el odio que queda atrapado en las líneas de un borrador.

La que mancha como una fémina nacida para lo increíble.

Estoy en el puente que me adorna.

Invitada por los saltos mortales que ambicionan mi hambre.

Después, vino la carne con sus flores perpetuas.

Era un elixir que tironeaba el pudor, cruel temor de dejarla seca con una fe abyecta.

Un ejemplo será mi vida, tal una luciérnaga que dilató sus mandíbulas, se verán huellas alegres de una vida besada hacia la gran cena final.


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