Imma, tienes razón.
¿Ves? Iniciar una carta dando la razón, endulza la comunicación. Dar la razón es una ambigüedad y una antigüedad.
Por un lado colocas al otro con un aura particular, la razón… ¡Vaya tentáculo perseguidor todavía en vigor! Por otro lado, quién soy yo para dar o quitar ese tipo de rayo esperístico. Espéristico, es un espejismo tan audaz y vehemente que deja mudo y ciego al otro.
Además y de todos modos no te daba la razón sobre lo que me habías escrito, sino que se trataba de una estrategia para hacer hincapié sobre lo que yo te iba a decir. Otra vez fuí a buscar el famoso caldero…
A la gente hay que darle explicaciones para que te acepten, y yo no dejo de ser parte de aquel empalagoso gentío.
Querida Imma,
Parece que te quejas porque necesitas decir algo, sin animosidad, así como aquél que utiliza las palabras para poder mirarse al espejo.
Te agradezco la sencillez, pero me obligas a contestar cuando tanto me gustaría cerrar los ojos, olvidar, dejar pasar, dejar pasar…
¡Tanta gente se queja, incómoda en su vida, desplazando su incapacidad a la actitud del otro!
Pero en tu caso no es eso, es un decir sin pretensión, sin buscar resultados inocuos, sin la ambición de algún cambio, es peor… Callarme es como darte la espalda en la calle al oír tu voz…
Imposible, así que, gracias. Eres una rueda, un engranaje que se ha introducido en mi mundo porque toqué el tuyo con todas sus fábulas y me lo hiciste saber, gracias.
Querida Imma,
¿Y qué quieres que haga yo? ¿Por qué me haces responsable? Yo también soy víctima pero del otro lado del techo.
Mira, nos han instalado para vivir todos juntos, sólo unos livianos tabiques separan nuestro ritmo cardíaco del de al lado. Quizá lo que nos faltan son palabras porque no conozco sus nombres. De los vecinos varios, escucho los juegos, las fiestas, las duchas, las lavadoras, las borracheras, las broncas, los desplantes, los despertares, las trituradoras, los humores, las drogas, los teléfonos, las siluetas…
Yo me levanto todos los días a las 5 para escuchar el silencio… y aprovecho para leer, estudiar, escribir, es buena hora antes de que empiece la rumba de los múltiples movimientos vecinales.
Querida Imma,
Psicóloga no, Imma, psicóloga no. No doy consejo de cómo mejor vivir, ni defiendo ninguna forma de convivencia, ni recuerdo el nombre de quién habla… Escucho ese otro que no se ve y, como a un turista, hace de mí, casi lo que quiere.
Turista, eso es, poco a poco me voy transformando en el turista de mi propia vida.
Así que piensa, piensa fuerte apretando los brazos. Después del Brexit, de la pandemia, de la posverdad, del colapso de la globalización, de la guerra de Ucrania, de la crisis energética, de la inflación…
El 40% del tráfico de datos en las redes ya no es humano y en breve las economías de China e India pasarán a ocupar los primeros puestos mundiales oficialmente…
Piensa fuerte, aprieta tus ideas, tus piernas… en algún momento, yo, ya no estaré.