Historia de pandemia por Clemence Loonis

Historia de pandemia

Terminar un año no es como terminar un libro, al libro se puede volver. El año con sus ventanas cerradas y las lenguas desaparecidas parece una piel lustrada sin límites. Pero en el surco transitado, colgado el cuerpo de la arruga de mañana, se ha de ser piadoso y contar lo sucedido.


Cuando me dijeron que esa fiebre contemplativa y esa carraspera eran síntomas del covid, me sentí pillada. Pillada por el tiempo de una infancia viva, una escena de sueño que más que burbuja nocturna, es destino, destino mío. De golpe se instaló la tranquilidad de padecer la suerte de la mayoría, me tocó sin remedio, el virus me encontró y a la vez, encendida por mi carne preñada de virulencia, quise morir, yo también había sucumbido. Más allá de los ilustres cuidados que aplicaba en todos los órdenes de mi cotidiana vida, había sucumbido al poderoso e infernal contagio mundial.

De repente había entrado en lo que se hacía llamar la globalización. Ese globo que tanto observaba pensándome fuera, se había hecho nudo en mi boca insípida, mi vista turbia, y no podía distinguir las voces que me rodeaban. Bien lo había jugado este virus incisivo para hacerme saber que los brotes de tiempo también fluían en mi voz.
Magullada por ese contexto vital que me tironeaba, me enteré de que había contaminado a mi amigo Juan que tan lejos vivía. Me leyeron su mensaje digital. Que por haberlo nombrado reiteradamente en el libro recién publicado, se había infectado, no de la artesana prosa sino de mi futuro contagio. Imposible, pensé. Y no sólo eso, sino que me hacían saber que estaba en reanimación entubado y que no se sabía dónde la trenza de su vida iría a parar.

Así que son los hilos invisibles que los hombres, las mujeres tejen entre sí que… o las mujeres, los hombres son tejidos por esos lazos invisibles, que no respetan ni distancia ni tiempo ni sentimiento aunque en su vaivén invisible se explaya el contador apresurado. La cruel altanería del aire daba la cara en el balanceo de vivir.


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