No tengo porque sufrir, el no conocer
ciudades brillosas de luces estrambóticas
que anuncian en teve.
Soy feliz con lo que tengo
aunque pequeño aun mantengo
la risa de cada amanecer.
Y puedo ver al vecino
que de su trabajo
llega a su casa a comer.
Conozco al dueño de la tienda,
al que vende tacos en la esquina,
A la señora que a diario mendiga, un mendrugo de comer.
Las calles empedradas, aun son muchas
donde el zacate hace nido
y le da belleza verde, belleza de vida.
El asfalto a un no ha llegado
aun se ve como ranchería
oigo ladridos de perros, graznidos de cuervos,
graznidos de vida.
A lo lejos aún veo al alegre campesino
que con el amanecer se levanta
cargando en el hombro costalillo y hacha.
No importa el sol duro lo carga en sus espaldas.
Alegre ara su tierra Iniciando su cosecha
sembrando maíz, sembrando maíz de vida.
No tengo porque sufrir, el no conocer
Ciudades brillosas de luces estrambóticas
Que anuncian en teve.