Los hombres nuevos renacen del fuego
vuelven a la vida los hijos del sol,
dejando atrás al viejo crisol,
salen entre llamas, vuelven al juego.
Acicalados con dolor, sin sosiego
Todo se quemó, se perdió el control,
lágrimas y ruinas, entre el arrebol
por el derecho a un mundo mejor, ruego.
En semilla un sueño se ocultó en la tierra
fuertes contracciones, ha sido parido,
entre las cenizas a vivir se aferra.
Lo inhala despacio el hombre dormido,
con su aliento suave ya lo desentierra,
a su pecho llega con fuerte latido.
Este dulce ensueño se rego con llanto
en ojos del hombre el sueño florecía,
porque con ternura él lo miraría,
el deseo creció, se expandió su manto.
En los corazones era el mismo canto,
a todos los seres con amor unía
y la tierra entera pronto sanaría,
contagiando a todos con sutil encanto.
Utopía de paz, esperanza y gozo,
esta es la historia de un sueño imposible,
hijo de la muerte y lo doloroso.
Se convirtió en fruto bello, irresistible,
esparció semillas de anhelos hermosos,
que dejo en tus manos, futuros posibles.