Hubo aquí una mujer que parecía
en cuanto a piel
un pétalo de rosa
en cuanto a aire una paloma
y cuando aire despejaba mi frente
era esa paloma posada en mi nariz
cantando estrofas de café con leche
en cuanto a música, era una violinista
desnuda frente al espejo
tenía un escándalo en los ojos
porque en cuanto a mirada esa
mujer pintaba la vida de una manera
que ni el loco emborrachado de surrealismo
ni el mocho con su montón ciprés hubieran podido
siquiera dar una pincelada, si quiera otros
romper el viento como ella, aire-paloma
porque en cuanto animal, esa mujer
acechaba mi noche interminable
y la noche era una emoción, un suspenso insoportable
como cuando recuerdo que hubo aquí una mujer que parecía…