Relato universal de todos los naufragios

Tu corazón es incapaz de mantener la dicha 
dice ella
y en sus labios se ahoga la esperanza.

Yo prefiero un trago.
Beber en silencio este vino 
que no calma la sed ni nutre las palabras.

Ahora peina su cabello frente a la ventana.
A las cuatro se irá al trabajo.

Yo me quedaré en casa 
con la memoria de aquellos días llenos de sol.

Siempre te gustaron los naufragios 
y la verde soledad de las islas
dice ella
paseando el cepillo en la playa de su pelo.

El amor gira con aturdimiento.
Su fuerza de borrasca nos tira a cada uno por su lado.

Este momento se llama conmoción.

Ojalá tuviera la fortuna de ser un hombre impasible
tener certeza que mañana habrá peces en la mesa
pero la vida es un huracán de incertidumbres
le digo
un cielo denso que al tocarlo se desploma.

Este momento se llama conmoción: 
tiene el ruido de truenos entre nubes
de hélices rotas y olas que revientan.

Es absurdo respirar dentro del agua
dice ella
no tiene sentido estar juntos
sobre la cubierta de un barco que se hunde.

Ahora la miro salir y cerrar la puerta.

Yo me quedo con este vaso de vino ya vacío
incapaz de retener los días de sol.

Sé que no tarda en llegar la noche. 
Y con la sombra también vendrá la lluvia.

En la densa oscuridad del mar
flotan los restos del próximo naufragio.

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