Tu corazón es incapaz de mantener la dicha dice ella y en sus labios se ahoga la esperanza. Yo prefiero un trago. Beber en silencio este vino que no calma la sed ni nutre las palabras. Ahora peina su cabello frente a la ventana. A las cuatro se irá al trabajo. Yo me quedaré en casa con la memoria de aquellos días llenos de sol. Siempre te gustaron los naufragios y la verde soledad de las islas dice ella paseando el cepillo en la playa de su pelo. El amor gira con aturdimiento. Su fuerza de borrasca nos tira a cada uno por su lado. Este momento se llama conmoción. Ojalá tuviera la fortuna de ser un hombre impasible tener certeza que mañana habrá peces en la mesa pero la vida es un huracán de incertidumbres le digo un cielo denso que al tocarlo se desploma. Este momento se llama conmoción: tiene el ruido de truenos entre nubes de hélices rotas y olas que revientan. Es absurdo respirar dentro del agua dice ella no tiene sentido estar juntos sobre la cubierta de un barco que se hunde. Ahora la miro salir y cerrar la puerta. Yo me quedo con este vaso de vino ya vacío incapaz de retener los días de sol. Sé que no tarda en llegar la noche. Y con la sombra también vendrá la lluvia. En la densa oscuridad del mar flotan los restos del próximo naufragio.

Relato universal de todos los naufragios
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