A ver, si no te has dado cuenta de lo que hace grande a la obra de Victor Hugo para el teatro musical, es que definitivamente te falta visión. Hugo no es solo un escritor del siglo XIX que lloró por las injusticias sociales, ¡es un creador de universos épicos y emociones desbordadas que solo el teatro musical sabe canalizar a la perfección! Este hombre entendió que la vida humana no se trata de sutilezas ni de diálogos finos; se trata de pasiones a lo grande, de giros dramáticos y de personajes que no tienen miedo de mostrar sus peores y mejores versiones. ¿Y qué mejor para un musical que todo eso, con música para amplificar el caos emocional?
Primero, Hugo es un maestro en las grandes luchas internas. Piensa en Jean Valjean de Los Miserables, ¿qué otro personaje tiene esa lucha tan profunda entre la redención y la venganza? Este tipo es el epítome de lo humano: lleno de contradicciones, pero también de heroísmo. Un musical como Les Misérables se construye a partir de esa tensión, de ese deseo de escapar del ciclo de miseria y sufrimiento. Y cuando esas emociones se sueltan en forma de canciones, de esos números poderosos como “I Dreamed a Dream” o “One Day More”, se convierten en un grito colectivo, un cántico que te atraviesa el alma. Hugo lo tenía claro: si vas a hablar de la miseria humana, hazlo con todo lo que tienes.
Y la grandiosidad de sus escenarios. Hugo era un tipo que no se conformaba con lo pequeño. Notre-Dame de París, por ejemplo, no es solo la historia de un hombre enamorado de una mujer inalcanzable; es un enfrentamiento entre la belleza y la brutalidad, lo humano contra lo monstruoso, la religión contra la carne. Las catedrales góticas, las calles de París, los contrastes entre la nobleza y los desposeídos… todo eso crea el escenario perfecto para un musical que no solo se mueve con los actores, sino con la escenografía, la música y las luces. ¿Quién no quiere ver un gigante de piedra como Quasimodo en un escenario, cantando con todo su corazón y su dolor, mientras el público se derrite en la empatía?
Y si hablamos de personajes… Hugo no crea personajes, crea mitos humanos. Piensa en Fantine, la madre sacrificada; Esmeralda, la joven que lucha por la justicia; o el propio Frollo, el sacerdote atormentado por su deseo prohibido. Estos no son personajes comunes, son los tipos de figuras que se convierten en símbolos. En el teatro musical, donde las emociones se exponen sin miedo a la exageración, este tipo de personajes encajan perfectamente. La música resalta sus tragedias, sus luchas internas, y convierte cada número en un himno personal.
Así que, ¿por qué Hugo es perfecto para el teatro musical? Porque sus historias son como un volcán a punto de explotar, con personajes tan intensos que necesitan una melodía para expresar lo que no pueden decir con palabras. Son historias épicas, intensas, llenas de emociones que solo el teatro musical puede llevar al siguiente nivel. Y si no entiendes esto, amigo, mejor sigue con tu novela tranquila y deja que los grandes personajes de Hugo sigan siendo explotados por genios del musical.
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