El pueblo guarda en manantiales
todo el cansancio de la memoria
y el sueño nace desde un cristal hacia la tierra;
arenas de la tristeza.
Cuerpos de olvido te dan aviso en clamor de un llanto viejo.
Son los fantasmas incrustados en el mundo con voz de noche;
vienen del fondo de aquel abismo.
Mañanas frías de neblina y flor de sauco,
con los rocíos que beben en un suspiro,
buscas el agua de tu fortuna.
Llenas el cántaro de vientre sordo a los abuelos.
Aroma y lluvia
Salpica el agua: bebes.
Fugitivo torrente de tus labios
escurre
barbilla
el cuello
tu pecho.