Al borde del resplandor de un hoy
que busca ser obscuro…
En una orilla tenue
se abre el pasadizo
a un ayer de crisálidas
a un mañana de tiempo imaginado.
En este vértice de lo inaudito
se alzan voces agudas
diminutas
en el jardín antes desierto,
un chupamiel multiplicado
procrea en varios nidos,
el asfalto caliente
se derrite sin autos.
Quedamos frente al espejo
ignorado de la existencia,
en un acuoso fondo
una invención del yo se alza
se sacude
en ese destello
arrancado
al negro cielo
de un hoy que se dilata
y -no obstante-
depara
algarabía infantil
poemas
el nido distante
de líneas invisibles.
El manantial de luz
se alza
toca la esfera celeste
desciende y horada
hasta el centro de la Tierra.
No hay proyección
en la línea del tiempo
sólo el minúsculo borde
arrebatado a la noche
para crecer
en ramas infinitas
luminosas.