En los cielos se levanta el ornamento
Triada de papel picado,
llamado omnisciente para los semejantes,
que el necesitado vaya a la guerra,
que luche contra la migaja,
a mano limpia.
Que aprenda que cualquier moneda
también tiene su precio,
que si trabaja es rico y si no, es pobre.
Pero llama, también invita,
que se siente en esta mesa,
el pródigo, el educado,
el mayor, el que reorganiza el sistema
y administra la alacena pública.
Que se siente,
o que tome,
coma,
robe
lo que el otro gane.
Pídele que dibuje el blasón
en este cartel intocable,
que se convierte en mantel
siempre para el rico.
Meseta decorada
con sillas blancas,
ahí se sientan derrochadores,
y abajo,
bajo el charol lustrado,
se apilan los cuerpos,
la flora seca,
las grietas,
la basura,
el químico que ahoga el río.
Grita el más adinerado:
¡Que tomen turno!
Y se apilan los otros nuevos,
se inicia
otro sepulcro.
