Ustedes siempre pensaron que el terrorismo venía con turbante y pasaporte ajeno. Que era cosa de “otros”. De gente desesperada, fanática, loca. Pero nunca se miraron al espejo con suficiente atención. Porque ustedes también siembran miedo. Nomás que lo hacen con traje, con Excel, con decretos. Y claro, eso no explota… al menos no en sus barrios.
Ustedes le llaman “daño colateral” a matar niños por error. “Defensa legítima” a reventar ciudades enteras con drones que ni necesitan piloto. “Estabilidad” a sostener dictaduras que les firmen contratos.
Ustedes, los que hablan de paz en conferencias con catering de lujo, mientras aprueban ventas de armas como si fueran productos cosméticos. Ustedes, que ponen bandera en su foto de perfil solo cuando el muerto es políticamente rentable.
Ustedes, que dicen “nos duele a todos” y después se van de vacaciones. Que opinan desde lejos pero nunca ponen el cuerpo. Que criminalizan la rabia ajena sin revisar la violencia propia.
¿Y saben qué es lo peor?
Que ustedes escriben la historia. Que cuando un pobre se inmola, es un monstruo. Pero cuando ustedes bombardean, es geopolítica.
Así que sí, pueden seguir señalando al otro, al que reza distinto, al que no tiene ejército.
Pero no olviden que el miedo también tiene corbata, saldo bancario, y una sonrisa diplomática.
Y que cuando explotan las cosas…
a veces, el terror también usa colonia importada.
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