Yo soy el dios del dinero, lo sé bien,
el mercado mi altar, mi única fe.
Giran las naciones como un tren,
y yo los vendo a todos, sin piedad, de a tres.
Las guerras de papel, sin sangre ni razón,
se libran con cifras, no con amor.
Una guerra de números, no de corazón,
y el futuro se compra al precio del error.
Ellos nos venden miedo, nos venden el pan,
mientras a sus mansiones llega el botín.
Yo soy el rey, el que mueve el danzón,
pero ¿quién gana, si todos pierden al fin?
Las promesas de paz se queman al sol,
y el que más grita es quien nos toma el control.
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