Ave de noche
Desperté transfigurada en ave nocturna
bajo el pálido abrigo de una luna en noviembre
me aventuré a los cielos.
El fulgor de Marte regía el firmamento
y elegí a mis víctimas.
El sueño más preciado les robé.
Un sorbo:
collar de transparentes cuentas de anhelos o vidas reprimidas.
Y en su sueño, libre de monstruos,
aparecieron las danzantes hadas casi transparentes por efímeras.
Y al unísono,
el canto de ser hombres y libres
bajo un sueño en matices.
Sonreí en la saciedad de sueños
yo, campañilla de escarcha que dejaron caer
–un día cualquiera–
sobre el ardiente suelo de los horrores reales.