Conducía directo a donde se veían anclados los imponentes cruceros de la Royal Caribbean, en Port Everglades, en el área de Fort Lauderdale.
La vista de aquellas naves es sobrecogedora amarradas una al lado de otra en uno de los puertos de Crucero más grandes del mundo.
Nunca me antojé de vacacionar en uno de esos hoteles flotantes…
Tal vez porque odio el turismo de brazalete en la muñeca y “Un camarón más en el plato, por ser VIP” y otros irrisorios privilegios.
Siempre he disfrutado el Oceano desde un bote y con una caña de pescar en la mano y el silencio de una charla en calma… Para meseros y etiquetas, tuve suficiente con los clubes. Justo
200 metros antes de llegar al muelle, la vía tiene un desvío a la derecha, para ingresar a las instalaciones de; Florida Power & Light. FPL. la empresa de energía de la Florida.
Por un designio del Azar, formaba parte de una cuadrilla de mantenimiento de la globalmente prestigiosa “Foster
Wheeler Co.”
Mi experiencia en montajes de maquinaria y estructuras me permitió ingresar en su planilla de mantenimiento para intervenir aquella thermoeléctrica situada en ese puerto.
Un ejército de 150 personajes neurodiversos y otras patologías, nos dabamos cita a las 6:00 de la mañana; un enjambre de cascos, botas de seguridad, arneses y vasos con café de thermo y caja de herramienta, formábamos en el patio frente al campamento.
Gente de todos los países, hablando en todos los idiomas… Latoneros, soldadores, pintores, cortadores, metalisteros, mecánicos etc . Que se resumen en una única denominación:
“Boiler Makers”. El requisito: Saber de todo, estar familiarizado con todo tipo de herramienta manual, y saber operar grúas, montacargas elevadores entre otros juguetes, hacer de todo, desde cortar una lámina con acetileno; hasta barrer un túnel de caldera.
Al cabo de pocos días, tuve que trabajar haciendo “vebels”. Técnica de adelgazar extremos de tubería para soldar una sección a otra con pulidora de 4 pulgadas.
En ese oficio conocí a Calvin.
un afroamericano de 1. 85 de altura, alegre y jovial.
En un inglés sureño, campechano y arrastrado preguntó mi nombre y procedencia. Al decirle que era colombiano, fue diciendo: -¡Aaah latino!
De una vez dio un paso atrás tomó una bocanada de aire y empezó a cantar en perfecto español:
“Granaaadaaa tieeerra soñadaaaa por míiiiií …Mi cantaaar se vuelve gitanoooo”…
Y terminó su canción.
Entre sorprendido y divertido, al oírle cantar casi sin acento, le pregunté en español; -Muchaacho !
¿ Dónde aprendiste a hablar tan buen español?
Pero no me entendió. Entonces tuve que seguir hablando en inglés y preguntando cómo es que cantaba tan bien en castellano, pero no entendía el idioma!
-Es que yo trabajo un año y un año descanso y viajo, estuve en España hace unos meses y la canción me pareció muy hermosa y la aprendí de memoria.
Me contestó.
Me pareció de lo más genial pero aún más sorprendente es que Calvin tenía 68 años, (Yo estaba en mis 45 abriles) Pero su complexión no lo hacía ver mayor de 60.
alto y fornido, manipulaba aquella tubería de acero con energía y destreza.
Nos hicimos buenos amigos, trabajamos un par de semanas turnos de 8 y 12 horas, y entre el ruido y las pausas de las máquinas, aquel hombre de piel oscura, comenzó a relatar a partir de mi curiosidad, sus experiencias con la segregación racial, de los baños para negros y los baños de los blancos, de los restaurantes para negros y restaurantes de los blancos, de los puestos en el bus para negros y las los asientos de los blancos y cómo los estados del Sur diferenciaban negros de blancos. Nacido en Georgia, aguantó palizas, devolvió ofensas con sonrisas, y aprendió a esquivar los desprecios de la piel con la mirada al frente sin bajar la cabeza y sin mirar a los ojos.
me habló de pedreas, manifestaciones, el klu klux klan, y los “Redneks” … Guardianes incondicionales de la “Supremacía blanca” llegando a casa esa misma noche, pasé por el Blackbuster y llevé la saga de Shaka Zulu… en los días que siguieron, Repasé a Kunta Kinte, recordé Al “Tío Tom” en su cabaña, vi las películas de Denzel Washington y Cuba Gooding Jr. Me sumergí en Martin Luther king, Malcom X y Rosa Parks.
Cada día llegaba lleno de preguntas.
Pero sobre todo hablamos mucho de la pérdida de tiempo en que se convirtió la guerra civil americana… y la tragedia de Lincoln…El negro no cambió de color ni el blanco encontró la vergüenza.
Con sus palabras y gestos de la cara me refirió el recorrido de la lucha por los derechos civiles sin apasionamientos, y me contó de su vida como si hubiera sido un protagonista mas de “Miississipí en llamas”.
fueron muchas las charlas mientras limpiábamos el desastre que dejó el huracán Katrina que por aquellos días casi desbarató el lugar.
El fin de semana antes de terminar nuestro contrato con la empresa, me invitó a su casa en Miramar, cerca al pequeño aeropuerto local, nos sentamos en su porche, con una nevera de camping llena de Budweiser nadando en hielo. Esa noche no hablamos de colores de la piel, fue una conversación de mujeres, aventuras y las más diversas historias cargadas de carcajadas y cagadas. Sin embargo; antes de despedirnos le tuve que preguntar.
¿ Cómo hacía después de tanto tragarse las penas, para manejar su rabia?
-Oh no, yo no tengo rabia, cómo voy a tener rabia de una consecuencia?
Así llega la vida que le toca a cada uno.
La tristeza si se mantiene, Yo
hago como los negros jóvenes que no conocen ni quieren conocer la historia. La ignorancia los hace felices, los padres ya no quieren contar a sus hijos todo lo que sucedió.
Conozco la gente que me despreció; pues crecí entre ellos y los llevo en mi corazón… Tragándose mi sudor. Seguidamente se abrió la camisa. Debajo a manera de ropa interior tenía puesta una franela pegada al cuerpo con la bandera de la Unión.
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