Agosto se desgrana en lluvia silenciosa
detrás del ventanal. Mis ojos callan,
ya lo he soltado todo:
mis miedos, mis vacíos, la nostalgia,
una retrospección. Vidas pasadas
danzan entre velos de tiempos deshilados.
No hay arrepentimiento, ni dolor,
ya ni siquiera un nudo en la garganta.
Regreso al punto de partida
pero ahora estoy en otra página.
No hay nada oscuro. Un leve resplandor
revela otros rostros ocultos en mi cara.
La inmutable expresión,
una serenidad que ahora me abraza.
¿Ha nacido tal vez, un nuevo sol
en el universo que surge en mis entrañas?
El círculo se cierra, todo pasa.
Ahora soy, y luego, no.
Mi reflejo se acerca, me sonríe
y yo le miro a través de las lágrimas.
Afuera, agosto me atormenta;
adentro es el silencio y luego… nada.