Manos libres… la primera plaga.

El primer dispositivo de manos libres que se inventó no fue siquiera concebido en esta era de la humanidad.

Y no estamos hablando precisamente de la rueda.

Los bárbaros, Hunos, Tártaros, Mongoles, o como se les quiera llamar; pues todas las acepciones los identifican, inventaron los Estribos.

De tal manera que los guerreros, apoyados en estos aparatos pudieron manejar el arco y la flecha a su antojo mientras sus monturas corrían a todo galope.

Aquellas tribus que fueron el “Azote de Dios”, no solo por Atila: sino todos, Gengis Khan, kublai kanh, etc., andaban en galladas de 180,000 jinetes.

Cada jinete tenía tres caballos.

Los caballos eran los antediluvianos, Tarpanes…

Una subespecie euroasiática equina con cascos evolucionados para terreno pedregoso, y supremamente fuertes.

Por eso decían; que por donde pasaba Atila no volvía a crecer la hierba.

Los guerreros iban adelante soltando el aguacero de flechas parados en sus estribos.

Al pueblo que llegaban o al sitio al que arrimaban no le dejaban piedra sobre piedra, ni humano vivo.

Detrás de los guerreros venía medio millón de caballos, las mujeres, los hijos, los cuñados, los nietos, los hermanos, la moza, los perros y hasta la lora.

Esta plaga se extendió como las langostas desde el Danubio hasta el Báltico y desde el norte de Rusia hasta China, provocando el atraso de todo el continente mientras Europa se asomaba al Siglo de las luces.

Esta pandemia humana logró consolidar un imperio de progreso estéril, que vino eventualmente a ser absorbida por las diferentes culturas de los pueblos que sometieron ,llegando incluso a formar parte de las dinastías que gobernaron China, y de los pueblos que adoptaron el Islam como su religión.

No sabemos quién tiene la patente del invento de los estribos, pero fue gracias a estos artilugios, que la caballería militar se fortaleció.

La pandemia de los Mongoles en Europa y Asia duró muchos años (finales de 1100 y principios de 1200).

Cuentan los chismes de la época, que esos guerreros comían y dormían encima del caballo.

Me pregunto si habrá coincidido la misma época con el invento de los calzoncillos y la crema cero.


¿Te gusta? ¡Compártelo con tus amigos!

¿Cuál es tu reacción para esta lectura?

Profundo Profundo
0
Profundo
Impactante Impactante
0
Impactante
Genial Genial
0
Genial
Original Original
0
Original
Jorge Mario
Escribe con un estilo muy impropio, rebelde e irreverente. Salta del dramatismo al humor con la misma facilidad que la humanidad salta de la cordura a la locura. Odia los moldes de la literatura convencional y llena de formalismos en la que los autores escriben aburridamente perfecto.