NOE.
Aquí se construirá el nuevo centro comercial
“LA PIRAGUA”
-Se necesitan carpinteros-
Todos en Nínive bajaban la velocidad para leer aquel letrero.
Al lado del estadio; en un potrero más allá de “El Mesón de los Búcaros”, Noé empezó el negocio de construir una estructura de madera con las dimensiones que Jehová le había mandado por Fax.
Fue una época de bonanza… Llegaban obreros de Siria, Mesopotamia, Barranquilla, Grecia, Pereira y Caracas.
Hasta que empezaron a sospechar que la alcaldía y el Concejo municipal tenían la mano ahí metida, la construcción duro 120 años…
La terminaron los nietos de los que empezaron, pero no porque los que iniciaron se murieran de viejos, sino porque los muchachos eran más fuertes.
En ese tiempo la gente vivía muchos años, si ustedes miran los registros de Colpensiones y el Génesis de la Biblia, comprobarán que Moisés tenía 500 años, su abuelo, Matusalén a los 896 años, era el que repartía guarapo entre los obreros, y atendía el Caspete de los almuerzos.
Sólo Noé conocía el secreto. La dichosa construcción de madera era un Arca o un barco de 150 m de largo; por 25 m. de ancho, 25 m de altura y tres pisos o cubiertas.
Jehová le había dado las instrucciones una tarde que bajó a tomar aguapanela con queso y almojábana en una parcela que tenía por los lados de Vadorreal.
-La humanidad está muy disparatada mi hermano, hay que barrer tanta loca, acabar con el Reggaetón, y quitar la sinvergüenzura de los lunes festivos.
Pero para que no haya tanta revolución; mejor los ahogamos a todos y arrancamos de cero.
¡Eso sí! Tenemos que repoblar la tierra, continuó diciendo El Creador. -Necesito seis parejas de cada especie animal, los coloca en el primer piso en la parte de adelante del bote y en la parte de atrás llenamos esa bodega de Purina para 40 dias, para que los animalitos no se mueran de hambre.
Las nubes asomaban amenazantes por el cerro de “Pan de Azúcar” y el monte Sinaí, en la vía a Cúcuta no se veía nada… Nubarrones negros, casi azules, anunciaban un aguacero de; “Protégenos señor con tu espíritu”.
Noe había mandado telegramas a todos los zoológicos y asociaciones protectoras de animales. Empezaron a llegar los hipopótamos de la hacienda Nápoles,
Camellos del ministerio de trabajo, Leopardos del atlético Bucaramanga, el tigre Falcao llegó con la familia, los elefantes de choco krispis, Las culebras del banco de Colombia, una delegación del Club de leones con las esposas, los Burros del barrio La Victoria… y así sucesivamente.
Con disimulo, el Patriarca invitó a sus hijos; Sem Cam y Jafet con toda su familia a un asado dizque para celebrar el Día de la madre; el día del diluvio. Les recalcó que trajeran paraguas e impermeable.
Al los trabajadores les hizo la transferencia del sueldo por Davivienda y les dió el día libre.
A la mañana siguiente empezaron a caer unas gotas del tamaño de un balón de voleibol, el aguacero comenzó despacio… La gente al ver que cada gota era como un baldado, salió a la calle con el jabón y el champú.
Noé esperaba a Matusalén pero no alcanzó a llegar porque no encontraba las llaves de la camioneta.
El palo de agua duró 40 días y las aguas lo cubrieron todo.
El arca se portó de maravilla, recorrieron El cañón del chicamocha, pasaron por encima del puente de la novena, sobreflotaron el Empire state, el Cotopaxi y el Everest…
Como no había a dónde llegar, nadie se molestó con el timón, se dedicaron a jugar dominó, y a ver los capítulos de “El Cartel de los sapos” por Netflix.
Aquel barco se posó suavemente sobre el monte Ararat.
Allá se quedaron un buen tiempo, mientras pasaba el olor de tanto muerto.
Cuando todo aquello ya estaba seco, Noé volvió a su casa, a buscar a Matusalén lo encontró tirado al frente de la repisa de la sala…
El viejito tenía las llaves del carro colgadas del cuello.
jm