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Soy de sangre azul, así es que, de lejitos señores!
Que la chusma no se acerque, ni que personas de colores se me vayan a arrimar, soy descendiente de los Reyes que fundaron el derecho divino y el izquierdo también, el primero de mi apellido quién jamás hubo comido nada que fuera un manjar, dejo por escrito el árbol genealógico en el año de 1300, para que se pudiera asegurar que en mi sangre corre la de David, Maria y Moisés, para que no piensen al revés, de mi cuna la nobleza.
De mil trecientos para acá, de Francia y Rusia soy hijo, y también un amasijo de duques condes y reyes, los que inventaron las leyes para que el pueblo tributara, y de paso trabajara y sostener la riqueza.

Mi familia se confunde con layendas en su origen y en sus crónicas se erigen princesas de cuentos de hadas, cenicientas envenenadas y y Rapunzeles motiladas.
No sé de cuál principe Azul soy descendiente, si del que coronó a blanca nieves o el que se cargó a la bella durmiente .

“Pero os aseguro caballeros que vuestra sangre azul no es tan azul como la mía qué es Azul Rey, y en mis venas corre aguamarina, si osaís acercaros…” Decía aquello espada en mano amenazando a otros nobles en jauría…
No alcanzó a terminar la frase; mientras moría, el tetarabuelo del abuelo de mi tía.

Qué alcurnia! qué estampa! y qué caballeroso! Me digo al espejo mientras me peino el bozo.
Mi familia es toda de altura, menos mi sobrino que nació sin estatura.
Ahora que mi apellido de Europa a América se ha trasladado, sólo tomamos Ginebra con Azul de Curazao.
La verdad, tengo mis credenciales, credibanco, Mastercard, Fornicard y un acción en el Club Campestre.

Soy de tan noble familia y así está la cosa, los otros apellidos mezclados con la indiada corrientosa,
Soy de sangre azul con escudo de familia, dos espadas y un León
en el centro va una hebilla y una puta en cada orilla.

Mi sangre es azul señores, y de ésta sangre vivo, vendo el litro para la industria química y por eso no trabajo, y mientras yo me relajo, del azul van fabricando; el líquido para los comerciales de las toallas sanitarias, el jabón pato para inodoros, el desinfectante para los baños portátiles , y hasta el azul de los bluyines.
No trabajo. No señores soy miembro de la nobleza… Soy el rey de la pereza.

 


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Jorge Mario Yepes Velázquez
Escribe con un estilo muy impropio, rebelde e irreverente. Salta del dramatismo al humor con la misma facilidad que la humanidad salta de la cordura a la locura. Odia los moldes de la literatura convencional y llena de formalismos en la que los autores escriben aburridamente perfecto.