0

Una orfandad de astros

 

Ayudado por mis amigos

encuentro la copia de mi retrato.

Sitio perfecto,

narciso,

pliego seguro,

para desplegar mis rasgos…

arcillosos,

duros,

representan un coro de luces,

sombras

y al mismo tiempo,

una orfandad de astros.

 

Mis ojos, por ejemplo;

desbordan lágrimas utópicas:

gotean por las mejillas besadas apenas

por ninfas trastocadas,

bajan mis costillas una a una

y ruedan absurdas,

casi livianas,

hasta encontrar el pozo de mi ombligo.

 

 

Y mi nariz,

¡Oh! mi nariz indeleble,

husmea lo indescifrable,

amuralla los aromas y sofoca así

la volátil necedad de estornudar.

 

Y luego mi boca,

escotillón austero,

madriguera de palabras zafias,

donde cohabitan retruécano e hipérbaton,

blasfemia y salmodia

para seducir a mi lengua,

obcecada en lamer obscenidades.

Mi boca,

hoguera de canciones cribadas

en noches amorosas y amaneceres tibios;

mi boca,

voraz,

incapaz de herir

pero expedita al beso, loca.

 

Y para rematar, atorrantes amigos míos,

ayudantes solícitos, comediantes,

duchos en el arte de mostrar retratos;

enraízan mi fundamental aspecto

en un espejo virgen,

intacto,

inmaculado;

donde solo acierto a ver la placa

de mi flaca,

radiológica,

calaca.

 


¿Lo recomiendas? Vota ⬆️ Sí o No ⬇️

0

¿Cuál es tu reacción para esta lectura?

Profundo Profundo
0
Profundo
Impactante Impactante
0
Impactante
Genial Genial
0
Genial
Original Original
0
Original