Viajaste a confirmar los límites de tu cordura
Buscabas la vida que rehuiste,
la que abrazar desde tu mundo era confuso.
El mismo miedo del joven frente al toro:
de su potencia, su embestida.
Quizá temor de la secreta Pasífae que guardas en el mundo de tus sueños
Me dejaste
Distancia con el trueno de voz legado por tu padre.
Estás muy sola
Habitas una casa con paredes de turrón y almendras,
tu cama se forma entre galletas de nueces con escarcha.
Reloj musical de polvo añejo marca el tiempo de los días muy largos
Tan largos, tan iguales
que sólo queda en el jardín reseco
un suave y triste crujir de flores bugambilia. Como la piel de los suspiros viejos:
alas papel
libélula
que te llamó ese día
que te dijo al oído secretos de un arcángel
Hubo silencio
Rubor de confusión, un extravío.